jueves, 20 de diciembre de 2007

Cimientos para la primera Arqueología social [y la primera latinoamericana…]

En 1974, la publicación de “La Arqueología como ciencia social” del arqueólogo peruano Luis. G. Lumbreras provocó en el medio académico de los países latinoamericanos un gran revuelo, esto debido a las altas pretensiones y buena articulación teórica que esta obra presentaba. Desde el materialismo histórico se intentaba plasmar una respuesta eminentemente latinoamericana a problemáticas generales provenientes de la teoría arqueológica a nivel global. Esta visión alternativa comprende una serie de reformulaciones de la teoría “tradicional” en cuanto intenta abarcar la realidad social de los pueblos prehistóricos a un nivel mayor, y por otra parte, responder a necesidades sociales y políticas de para qué sirve el estudio de la prehistoria y cómo se enlaza con diversos actores sociales; siendo esta problemática, en el contexto latinoamericano de los setenta, de vital importancia para los intelectuales que conformaron parte activa del movimiento de la arqueología social latinoamericana, como el mismo Lumbreras, Gándara, Lorenzo, Montané, Bate, Matos, Sanoja entre otros. De hecho, la reunión de Teotihuacán en 1975, con participación de estos arqueólogos y otros más, generó un “manifiesto” donde se exponen los principales puntos referentes a discusiones acerca de la “escuela social latinoamericana” y de qué forma esta debe presentarse teórica y políticamente frente a la sociedad y a la Arqueología como ciencia social presente en todo el mundo. Parte del plan de acción acordada en esta reunión fue la creación de una revista que se llamaría “Arqueología Social”, en consideración de la necesidad de medios de difusión autónomos de la influencia norteamericana. Asimismo, estos primeros empujes llevarían ya en los 80’ a la creación de la “Gaceta Arqueológica Andina” y el “Boletín de Arqueología Sudamericana”. Asimismo, un recuento histórico del desarrollo de la arqueología en nuestros países apuntaba a develar la dependencia de hegemonías coloniales y la exigencia que, los intelectuales latinoamericanos debían sentir respecto a su papel liberador frente a un dominio, que si ya bien no se presentaba en un poder político fáctico-colonial, si se presentaba económica, social y culturalmente.

Este proceso de “toma de conciencia” en el que los arqueólogos latinoamericanos reconocen el rol colonialista de la disciplina arqueológica, sirvió para cuestionar sus propósitos, y para comenzar a considerar el deber y la utilidad social de esta producción de conocimientos sobre la prehistoria.

Para comenzar a desentrañar en esta corriente teórica debemos analizar el contexto social que repercutió en la emergencia de este nuevo programa de investigación científica.

Contextualizando…

Es en el marco de la división mundial fruto de la cortina de hierro impuesta por los dos modelos económico-ideológico-políticos dominantes –capitalismo y socialismo-, que debemos entender este panorama de renovación. No obstante son tres los hechos esenciales que mostrarán el camino disciplinario a seguir en Latinoamérica, así en una suerte de marcos de referencia, la derrota a EEUU en la guerra de Vietnam, los movimientos estudiantiles de París y la Revolución Cubana serán los hitos fundacionales de este renovada forma de pensamiento, y que a la vez reformularán la óptica mundial sobre el imperialismo norteamericano.

En el caso de Chile, no podemos dejar de mencionar el contexto sociopolítico, el que deslumbraba en cuanto a nuestro país se convertía en el primero en Sudamérica en alcanzar el socialismo por vía democrática. Dichos movimientos reformistas se inspiraron fuertemente en las ideas marxistas enfatizadas en dicha época. Es de esperar por lo tanto, que dichas influencias teóricas irrumpieran a la vez en las ciencias sociales, por ende en la arqueología. De esta manera, los investigadores críticos de la época tomarán desde Marx y Engels una idea central: las formas de producción generan estructuras socioeconómicas en la vida social. Dicha máxima supone entonces, entender que las personas generan relaciones sociales a partir de las relaciones de producción; y son efectivamente en estas relaciones de producción -base económica-, generen una base ideológica. En este sentido, el motor de los cambios sociales son internos, y se pueden conjugar distintas dimensiones de lo social en base a las relaciones que se gestan en la práctica. Es en la práctica, efectivamente, donde se construye historia.

Lumbreras es uno de los primeros en avocarse al tema de la práctica al cuestionar el concepto de cultura indiscriminadamente utilizado en arqueología. El autor discutiría así, que este término solo integraba lo supraorgánico, era mera metafísica, por tanto, una cultura que se muestra independiente de la praxis; problema que el autor buscaría resolver mediante la búsqueda de la sociedad. En este sentido, lo que Lumbreras recalca e definitiva, es el hecho de la necesaria complementariedad con el estudio de las relaciones sociales en el proceso mismo de la producción; sólo en este ámbito es donde entrevemos a la sociedad.

La importancia de esta renovación teórica entonces, además de representar el primer y único proyecto teórico netamente latinoamericano, es que cuestiona la forma de hacer arqueología imperante en ese momento. La arqueología procesual típicamente anglosajona promovía una visión funcionalista de la sociedad humana, en donde la respuesta al medio ambiente constituía el motor principal del desarrollo cultural. La arqueología social latinoamericana, entiende por su parte, que el control del medio sólo es posible mediante el trabajo, el cual conjuga la fuerza de trabajo, los instrumentos de producción y el objeto de producción, correspondiendo este último al medio propiamente tal; y es en el aumento de la capacidad de trabajo que se produce el desarrollo sociocultural: transformando las relaciones sociales de producción definidas en una formación económico-social. De esta forma, la arqueología social latinoamericana nace desde un contexto de descontento con la Historia Cultural y la Nueva Arqueología, que al obviar la discusión sobre la práctica, se constituían en arma de opresión al convertir al sujeto en mero objeto

Por lo tanto la utilización de nuevos conceptos e ideas desprendidas desde el materialismo histórico, no sólo significará trabajar con un nuevo vocabulario para la explicación del mismo registro “depositado en bodegas”; la idea ahora, será desarrollar interrogantes, y buscar en el mismo procedimiento de investigación, indicadores que se enfoquen en aquellos aspectos esenciales de la producción.

La atención entonces, estará dirigida hacia una práctica de valor casi universal: el trabajo, concepto y proceso enfatizado por las líneas teóricas marxistas, que se basan en la definición de distintas esferas de interacción en torno al proceso productivo, estas quedan definidas como sigue (ver secuencia en video):

1.-Fuerza de trabajo (capital humano, mano de obra)

2.-Energía

3.-Instrumentos de producción (tecnología, conocimiento)

4.-Objetos de producción (modificados por instr. de producción. V.gr. naturaleza)

5.-Producto

En este sentido el objetivo consiste en descifrar desde los objetos -que son parte de este proceso productivo y del trabajo- el modo de producción del pasado. Es un intento entonces por considerar a los sujetos dentro de un eje histórico determinado.

Bueno, habiendo abordado el contexto social y teórico que sirvió de matriz para la Arqueología Social Latinoamericana, pretendemos adentrar en mayor detalle en las propuestas teóricas de esta nueva corriente en la próxima entrada. Esperando que haya quedado clara esta primera “ronda” de material teórico, estaremos atentos a sus comentarios, dudas y críticas.

Hasta nuevo aviso!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Arqueología social?? y para que?

Anónimo dijo...

me parace bien que se interesen en estos temas si claro jajajajajajajajajajajajajajaja saludes desocupados lousers

Henry Tantaleán dijo...

Llamado a presentar ponencias al:

Simposio en el 53 Congreso Internacional de Americanistas.
19-24 de Julio de 2009. Mexico D.F.

(http://www.53ica.com/simposios/arq/1/arq2b.pdf)

Arqueología social latinoamericana. De la teoría a la praxis.

Coordinadores:

Miguel Aguilar Díaz
ma.aguilar112@uniandes.edu.co

Universidad de los Andes, Colombia.

Henry Tantaleán; henrytantalean@yahoo.es, Universidad Autónoma de Barcelona,
España.

Resumen

La Arqueología Social Latinoamericana (ASL) ha sido durante las últimas tres décadas motivo de una serie de discusiones en torno a su filosofía (Benavides, Valdez 2005), teoría(Patterson, McGuire y Navarrete) y su relación con los estados y los nacionalismos(Tantaleán 2006, Aguirre Morales 2001). Sin embargo, más allá de dichas historiografías, defensas, criticas o puestas al día, hasta el momento no se ha manifestado como es que la arqueología social latinoamericana debería o ha sido llevada la práctica.

Para el materialismo histórico, fundamento epistemológico de la ASL, la praxis es el único medio por el cual conocer la realidad. Aunque esa intención de praxis se ha manifestado desde diferentes posiciones (desde la arqueología postprocesual pasando por las arqueologías inspiradas en las teorías sociales de Bourdieu o Giddens), dichos planteamientos han asumido básicamente una discusión ontológica. Por el contrario, en este simposio se espera plantear cómo el conocimiento de la realidad a través del materialismo histórico puede producir conocimiento objetivo y al hacerlo crear condiciones para el cambio de la realidad social.

El simposio tendrá como objetivo conocer el estado de la práctica de la arqueología social en Latinoamérica y los nuevos rumbos por los cuales ésta debería desarrollarse en los siguientes años. De esta manera, se conseguirá insertar adentro de este debate a nuevas generaciones de arqueólogas y arqueólogos y superar ese halo mitológico que parece haber cubierto (y estancado) a la posición teórica de la ASL. Se espera realizar un balance de las propuestas originales de esta escuela de pensamiento (Lumbreras 1974) y sus escasos intentos para llevarla a la práctica, y presentar a la comunidad académica latinoamericana a las nuevas tendencias, sus críticas y planteamientos de aplicación del conocimiento social producido.

En este simposio se espera, asimismo, superar las barreras nacionales que durante tanto tiempo han apartado a los especialistas de los diferentes países donde se ha manifestado una intención de desarrollar una arqueología social y militante.